Dejo

…del 2012 dejo el cansancio. Con la satisfacción que así como me hizo correr, también lo cansé yo.

Dejo las dudas que no resolví, la pereza de seguir cuestionando y el berrinche de saber una verdad.

Dejo el extrañar sin sentido, los problemas inventados, problemas ajenos, problemas heredados y los no resueltos.

También dejo la vergüenza del ‘no quiero’, ‘no estoy de acuerdo’, ‘no creo’ y el fantástico ‘no me parece’. Prometo usarlos todos más seguido.

Al 2012 le dejo su propio afán. No me lo traigo. No lo quiero. No me interesa el esfuerzo a ciegas. «Porque a todos les cuesta todo» no es cierto, no lo acepto. Que algo valga la pena no lo hace sufrido. Que se sufra por algo no lo hace merecedor de tu esfuerzo.

Dejo todo esos apegos que queman: las amistades tóxicas, los familiares metiches, el trabajo no remunerado con sus ‘porfavorcitos’, el trabajo por gusto, el comentario manipulador, la facilidad de ser víctima, el programa de TV que me desvela, la comida que aún sabiendo que haría daño la tragué por ansiedad, el apego al horario, a que otro resuelva, a que pasen milagros…

Dejo la gente abusadora, neurótica, busca pleito, histérica, gritona, tiradora de puertas y lapiceros, exigente, ladrona de paz, dependiente, celosa, apegada, depresiva, la que drena paz y los vampiros energéticos.

Dejo el ir dando tumbos. El tener que dar tiempo a la estabilidad. El deber ser. El deber tener y tener que parecer.

Dejo las preguntas al viento, las ganas de nada y las veces que la nada se me hizo total.

Me llevo tus lecciones, 2012. Te dejo tus malas formas.

Vuelo a la Nada

Una respuesta a “Dejo

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